HOME / PUBLICACIONES / GABINETE DE LECTURA / Diosa Centéotl o de los Temazcales
En principios de Marzo de 1830, se descubrió en el corralón de la espalda de Santa Teresa la antigua, donde hoy se están edificando unas casas pertenecientes al convento de la Concepción, un busto de piedra serpentina, el cual llamó mucho la atención del público, porque aquel sitio es el lugar donde se acuartelaron los españoles, tuvieron preso a Moctheuzoma y le dieron muerte cuando se vieron sitiados y sin esperanza de escapar con vida. Allí estaba construido el palacio del padre de este desgraciado monarca, y con él se descubrió por Hernán Cortés el tesoro de aquella familia, que se apropió, y contribuyó no poco a que pereciesen muchos españoles en la laguna con el peso del oro que llevaban a cuestas en la noche triste.
Luego que tuve aviso de este descubrimiento, di cuenta al gobierno, y autorizado por el ministro de Relaciones, don Lucas Alamán, para satisfacer la cantidad em que lo apreciasen las monjas; estas lo cedieron muy gustosas al gobierno, ofreciendo hacer lo mismo con cuantos monumentos se descubriesen en aquella área, y de este modo quedó frustrada la diligencia que hacía el único anticuario que existe en México (cuyo nombre no refiero por no ofender su modestia) el cual había ofrecido por dicho monumento, la cantidad de 100 pesos. Puse así mismo, en conocimiento del congreso esta noticia, y propuse que se acordase que todo monumento o antigüedad preciosa que se descubriese, se comprara de cuenta del gobierno, teniendo este el derecho del tanto, y también que se prohibiese la extracción de nuestras antigüedades para países extranjeros; providencia que no ha tenido efecto, pues vemos con dolor que diariamente se nos despoja de muchas preciosidades de esta clase.
Para clasificar dicha estatua, recurrí al padre Sahagún, y con él en la mano hallé por todos sus caracteres, que era la diosa Centeótl, también llamada de los Temazcalis y de la que este escritor forma la descripción siguiente, tomo 1o, capítulo 8o: “Esta diosa (dice) era la diosa de las medicinas y de las yerbas medicinales: adorábanla los médicos y los cirujanos, y también las parteras, y las que dan yerbas para abortar, y también los adivinos que dicen la buena o mala ventura que han de tener los niños, según nacimiento. Adorábanla también los que echan suertes con granos de maíz, y los que agorean mirando el agua en una escudilla, y los que echan suertes en unas cordezuelas que atan unas con otras que llaman mecatlapouhque, y los que sacan gusanillos de la boca y de los ojos, y pedrezuelas de las otras partes del cuerpo que se llaman tetlaquilique: también la adoraban los que tienen en sus casas baños o temazcalis, y todos ponían la imagen de esta diosa en los baños, y llamábanla Temazcalteci, que quiere decir, la abuela de los baños. Todos los arriba dichos hacían cada año una fiesta esta diosa, en la cual compraban una mujer y la componían con los ornamentos que eran propios de esta diosa, como parecen en la pintura[1] que es de su imagen, y todos los días de su fiesta hacían con ella areyto[2] y la regalaban mucho y la alagaban porque no se entristeciese por su muerte, ni llorase, y le daban de comer delicadamente, y convidaban con lo que había de comer, y la rogaban que comiese como a gran Señora; y estos días hacían delante de ella ardides de guerra con vocería y regocijo, y con muchas divisas de guerra, y daban dones a los soldados que delante de ella peleaban para hacerla placer y regocijo. Llegada la hora cuando había de morir, después de haberla quitado la vida con otros dos que la acompañaban en la muerte, la desollaban, y un hombre o sátrapa vestíase su pellejo y traíale vestido por todo el pueblo, y hacían con esto muchas vanidades. Las vestiduras y ornato de esta diosa eran, que tenía la boca y barba hasta la garganta teñida con ulli que es una goma negra: tenía en el rostro como un parche redondo de lo mismo: tenía en la cabeza a manera de una gorra hecha de manta revuelta y añudada, los cabos del ñudo caían sobre las espaldas; en el mismo ñudo estaba ingerido un plumaje, del cual salían unas plumas a manera de llamas: estaban colgando hacia la parte trasera de la cabeza: tenía vestido un uipilli; en la extremidad de abajo tenía una cortapisa ancha y arpada[3] las enaguas que tenía eran blancas: tenía sus cotaras o sandalias en los pies: en la mano izquierda una rodela con una chapa de oro redonda en el medio; en la mano derecha tenía una escoba, que es instrumento para barrer”.
En la estatua dicha se encuentran todos los caracteres con que el padre Sahagún ha descrito a la diosa Temazcalteci, o sea, la abuela de los baños. En el mismo lugar se encontró una piedra cuadrada, perfectamente labrada con igualdad por sus fases, y a mi entender no es posible descifrarla sino cuando logremos tener la clave de los jeroglíficos mexicanos que se ha perdido, y que exige por nuestra parte una dedicación tan esmerosa cual tuvieron los sabios franceses para leer en las pirámides y momias de Egipto, la historia de los faraones, y aun de los antiguos personajes que se mencionan en las Santas Escrituras.
El Mosaico Mexicano,
o Colección de amenidades curiosas e instructivas,
tomo III, México,1840, pp. 402-404
[1] La que se ve en la litografía que acompañamos, está fielmente sacada de frente y de perfil de la misma piedra que se halla en el museo de la capital. La segunda litografía representa la inscripción que tiene en su parte inferior, la que presentamos a los sabios anticuarios, para que con mejores datos que nosotros, puedan descifrar su contenido.
[2] O danza.
[3] Que remataba en puntas o picos como sierra.