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Obituario del Vizconde de Kingsborough
The Gentleman´s Magazine

Febrero 27. En la prisión del alguacil en Dublín, de la fiebre del tifo, a la edad de 42 años, murió el muy honorable Edward King, vizconde de Kingsborough. Era el hijo mayor de George tercero y en la actualidad Conde de Kingston, con Lady Helena Moore, hija única de Stephen primero conde de Mountcashell.

Su Señoría ingresó como noble al Exeter College, Oxford, el 25 de junio de 1814, teniendo a la sazón 19 años de edad. En el primer trimestre de 1818 obtuvo un lugar en la Segunda Clase de Literæ Humaniores, pero nunca procuró la obtención de sus grados.

En la elección general de 1820 Su Señoría volvió al Parlamento por el condado de Cork; pero en dicho parlamento sólo permaneció hasta la disolución en 1826, cuando cedió su lugar a su hermano el honorable Robert King.

Lord Kingsborough era muy apegado a y tenía una competencia considerable en el conocimiento anticuario, y deja un extraordinario monumento público, obra de su diligencia y munificencia, al imprimir, en 1831, seis espléndidos volúmenes de las Antiquities of Mexico, ilustrados con láminas facsimilares, tomadas de manuscritos inéditos que se conservan en las Bibliotecas Reales de París, Berlín y Dresden, en la Biblioteca Imperial de Viena, en el Vaticano, el Museo Borgiano, la biblioteca del Instituto de Bolonia, junto con algunos en la Biblioteca Bodleiana, los de la descripción más curiosa y bella, conservados en las colecciones del arzobispo Laud y del sabio señor Selden. De esta magnífica obra se imprimieron cuatro ejemplares en vellum; Lord Kingsborough obsequió una al Museo Británico y otra a la Biblioteca Bodleiana, lo cual reconoció con un agradecimiento público la Universidad, votado de manera unánime en una asamblea. La obra está llena de una investigación a fondo y despliega su conocimiento de los idiomas, antiguos y modernos, así como su pericia como anticuario.

Muerto en la flor de la vida, este afable y talentoso noble desciende a una tumba prematura. Fue encarcelado por una deuda de su padre, de la cual por desgracia él era el aval, y no, como suponerse podría, por su propia extravagancia. Por respeto a su memoria este hecho todos lo tienen que saber. El infeliz malentendido y la mala gestión que condujeron a su inoportuna suerte todos debemos deplorarlos; y su pérdida la habrán de lamentar cuantos conoceieron y apreciaron su muy cultivado intelecto y sus virtudes domésticas.

Su Señoría no era casado; y lo sucede en el título su siguiente hermano, el honorable Robert King, ex miembro del Parlamento por el condado de Cork. Su cuerpo fue sepultado en Michelstown.

 

 

The Gentleman’s Magazine, vol. VII,
Mayo, 1837.