MARZO 2025
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La colección de figuras de barro del Museo Nacional de Antropología, procedente de las diversas excavaciones en la isla de Jaina, Campeche, resguarda algunas representaciones que muestran personajes de talla pequeña. Este silbato es uno de ellos, localizado como parte de un ajuar funerario, aún conserva restos de pigmento blanco y azul. Su atuendo es sencillo, luce tocado, va cubierto con paño de cadera o ex y porta un pendiente que pudiera ser una valva o un espejo de obsidiana.
Este motivo en el ámbito mesoamericano y en el mundo maya en particular, llamó la atención de los primeros cronistas llegados a América en el siglo XVI. Fray Toribio de Benavente anotó que fungían como sirvientes, Fray Bernardino de Sahagún destacó su papel como músicos y Bernal Díaz del Castillo los identificó como bufones, como en las cortes europeas. Desde entonces, estos comentarios permearon la mirada de los investigadores interesados en el tema, particularmente desde 1841, cuando John L. Stephens publicó: “Incidentes de Viaje en América Central, Chiapas y Yucatán” donde relató la leyenda del Adivino de Uxmal, en la que participa un enano.
Con el desarrollo de la arqueología al despuntar el siglo XX, la exploración de nuevos sitios arqueológicos trajo consigo la documentación de monumentos escultóricos. En ellos se identificaron enanos participando en lo que, se creía en aquel entonces, eran ayudantes de sacerdotes dedicados a la contemplación y registro del movimiento celeste. Para la década de los años sesenta, cuando inició la revolución epigráfica que permitió la traducción de los jeroglíficos, también se identificaron personajes de talla pequeña en dibujos de vasos utilizados para beber atole y cacao. ¿Cuál era el papel de estos personajes en las cortes mayas?, es una pregunta cuya respuesta mantiene vivo el debate.
Arqlgo. Daniel Juárez Cossío
Curador-investigador, MNA