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ENERO 2025

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Máscara de personaje jaguar


Uno de los aspectos más interesantes de Monte Albán, son las prácticas funerarias que realizaban los zapotecos colocando los cuerpos de los difuntos en distintos espacios, ya se trate de sencillos entierros o de suntuosos sepulcros propios de la élite. La mayoría de los entierros se depositaban en distintos espacios al interior de las unidades habitacionales. Estas tumbas constituyen el tipo de arquitectura funeraria más representativa de Monte Albán, registrándose hasta el momento un total de 249 tumbas distribuidas en diferentes sectores del sitio.

Un ejemplo notable de arquitectura funeraria es la Tumba 105, descubierta por el arqueólogo Alfonso Caso entre 1936-1937, durante la VI temporada de exploraciones del Proyecto Monte Albán, en una de las residencias palaciegas de mayor tamaño de la zona arqueológica, al noreste de la Plaza Principal.

Esta pieza se colocó como ofrenda en el pozo de relleno al centro del patio, junto con vasijas llamadas coloquialmente "floreros" y con vasos de forma rectangular. El objeto más importante del ofrecimiento fue la máscara elaborada con piedra verde y negra, así como concha. Arriba de ella, casi al centro, se colocaron 35 cascabeles de cobre.

La ofrenda corresponde a la época del Clásico Temprano o Monte Albán IIIA, que comprende del 200 al 500 d.C., tal como lo marca el informe de su exploración. Sin embargo, la presencia de los cascabeles nos indica una fecha de finales del Clásico Tardío, alrededor del 800 d.C., cuando se inicia el trabajo del cobre fundido en las zonas mixtecas, quienes se introducen en los valles centrales de Oaxaca alrededor de 700-750 d.C.

Una posible explicación de la presencia de los cascabeles en la ofrenda es la que refiere que los zapotecos utilizaban los sepulcros en diferentes ocasiones. De aquí que la máscara del personaje jaguar, que corresponde al estilo propio de este grupo de la época clásica tardía de 800 d.C., pueda tener como parte de la ofrenda los cascabeles posclásicos de cerca del 900 d.C., los cuales pudieron llegar a Monte Albán durante la invasión de los mixtecos a los valles centrales.

En la máscara se representó a un sacerdote de alto rango o quizá a un gobernante; la pertenencia a esta clase social se evidencia por la presencia evocadora del sagrado felino, tanto en el rostro humano que presenta grandes colmillos propios del animal, como en el hecho de que el individuo lleva un yelmo de jaguar del cual emerge su rostro.

Dra. Martha Carmona Macías
Curadora-investigadora, MNA