PIEZA DEL MES ETNOGRAFÍA

JULIO 2020

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Número de Catálogo: 1125


Número de Inventario: (17) 11.36a1


Las garras del tigre


Tiempo atrás los pobladores de Guayal Mata del Tigre, municipio huasteco de Tantoyuca, Veracruz, vieron llegar a sus tierras a un hombre que a pesar de ser huasteco era de San Luis Potosí. Pronto se dieron cuenta que en las noches el extraño se convertía en tigre para robar y matar: era un nagual. Como no podían enfrentarlo frente a frente, cuatro curanderos decidieron aprender sus costumbres para saber cuándo era vulnerable. Ayunaron por 14 días, se vistieron de tigre y lo siguieron e imitaron hasta que se dieron cuenta que el nagual estaba indefenso durante el cortejo y el acto sexual. Fue así que, después de mucho esperar, lograron sujetarlo mientras retozaba con su pareja.

Una vez preso lo llevaron a la comunidad Mata del Tigre, cavaron un hoyo profundo y lo enterraron vivo. Para celebrar su victoria los curanderos comenzaron a bailar sobre la tumba del hombre-tigre. Uno de ellos silbaba mientras otro lo acompañaba golpeando un madero; al son de esta música los otros dos daban brincos imitando, uno al trigre y el otro a la tigresa. Como el nagual aún estaba vivo, desde las profundidades emitía fuertes sonidos como de trueno. Un joven escuchó el silbido y se le ocurrió construir la flauta; para reproducir el sonido del madero, hizo el núkub, instrumento de percusión horizontal conocido también como teponaztli.

Desde entonces la gente de Guayal Mata del Tigre recrea esa victoria con la danza del tigrillo (bixom padhum), la cual se lleva a cabo en ocasión de velorios a santos o para fiestas civiles. Consta de 14 sones que narran el aprendizaje de los curanderos mientras observaban al nagual. Las coreografías de los danzantes se ajustan a los sones y por eso cuando suena el del “viejo y la vieja” o del apareamiento, ellos reproducen sutilmente el acto sexual. Para dar cuerpo a los felinos los danzantes llevan en el rostro una máscara de manta de algodón con las facciones del animal bordadas. De la cintura les cuelga un delantal con imágenes bordadas de felinos y aves domésticas. En la parte posterior llevan la piel de un tigrillo o de cualquier otro animal del monte. En la mano derecha portan una sonaja que anuncia la cercanía del tigre, mientras que en la izquierda sujetan a nuestra pieza del mes: un madero con plumas de guajolote que representan las garras del temido felino. 

Mtro. Leopoldo Trejo Barrientos
Curador-investigador, MNA