PIEZA DEL MES ETNOGRAFÍA

FEBRERO 2020

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Número de Catálogo: 22.31g2-752


Número de Inventario: 67887


Equipal wixarika


Esta silla está hecha de una piedra que se conoce como tepetate y lleva grabadas las figuras de un águila y dos serpientes, cada una a los costados. La pieza tiene muchos detalles que indican que esuna representación de un equipal, es decir, un tipo de asiento que usan los huicholes, sobre todo los mara’akate, chamanes y personas de autoridad. La palabra equipal proviene del náhuatl icpalli, y es un tipo de silla de tradición prehispánica, con un asiento y respaldo tejidos, que en la sierra huichola se fabrica con varas de otate unidas por un pegamento elaborado a partir de la resina de un bulbo de orquídea.  

Se trata de un objeto con fines rituales, no de una pieza de artesanía. Concretamente sirve de asiento para alguno de los dioses–ancestros wixarika durante las fiestas en un patio ceremonial, adoratorio o centro ceremonial Tukipa. ¿Por qué es tan pequeña? Es una versión miniatura de una uweni o silla grande como aquellas que son utilizadas por los mara’akate, también conocidos como chamanes, personas quienes dirigen los rituales, saben curar y tienen la capacidad de comunicarse con los ancestros. Los huicholes se imaginan a sus dioses como seres pequeños, a veces como niños, por eso se les elaboran objetos chiquitos.   

El águila y las serpientes de la silla posiblemente remiten a aquellas deidades con quienes el mara’akame se comunica.

Un ritual huichol es un evento donde se invitan a los diferentes dioses a que acudan al patio ceremonial donde se realiza el ritual. Se trasladan de los lugares sagrados donde normalmente habitan y cuando, después de largos viajes, llegan al lugar de la ceremonia se les ofrecen asientos y camas para descansar, además, se les ofrece bebida y comida y se les entretiene con música e incienso. Esto no solamente se hace como una demostración de respeto, los dioses ancestrales pueden ser peligrosos o, por lo menos, ambivalentes en su relación con los humanos vivos. Los que dirigen la ceremonia prefieren que estén quietos, sentados en sus lugares y no se estén moviendo mucho, ya que es un riesgo perder el control sobre los dioses. Por esto en los cantos se les insiste que se sienten, que descansen, cada uno en su lugar.


Dr. Johannes Neurath

Curador–Investigador, MNA


Aura González Salazar
FCPyS, UNAM