DICIEMBRE 2018
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Número de Catálogo: 9-2029
Número de Inventario: 10-78079ª2
Por lo general, los vasos ceremoniales teotihuacanos tienen una forma cilíndrica con tres soportes a manera de almenas. Se decoraban con figuras en alto relieve, incisas, esgrafiadas o cubiertas de estuco sobre el que se pintaban diseños al fresco. Los usaban las clases gobernantes para depositarlos como ofrendas y en algunos casos como urnas funerarias. Algunas imágenes muestran a personajes sosteniendo este tipo de vasos, lo que sugiere que también pudieron emplearse como dádivas o intercambios diplomáticos entre gobernantes.
Este vaso pertenece a la fase Xolalpan-Metepec, entre los años 400 y 750 d. C. Originalmente estaba decorado con figuras incisas con motivos geométricos, al estilo de la costa del golfo, pero después se cubrió con una fina capa de estuco y se pintó con la técnica al fresco. El cambio de decoración tal vez se debió a que el vaso se reutilizó para otro propósito o quizás a un cambio estilístico en las tendencias de la decoración de la cerámica.
Las plantas y flores fueron temas muy recurrentes en el arte teotihuacano, seguramente relacionados con la fertilidad; a veces aluden a un lugar paradisíaco y otras veces se refirieren al canto y la belleza de las palabras. Sin embargo, la flor de cuatro pétalos tuvo un significado de mayor importancia, quizá dinástico, sagrado y fundacional. Algunos autores relacionan la flor de cuatro pétalos con la cueva que se encuentra bajo la Pirámide del Sol, la cual fue modificada para darle forma de flor y que es posible que haya funcionado como lugar sagrado.
Dra.
Laura del Olmo Frese
Subdirección de Arqueología, MNA