PIEZA DEL MES ETNOGRAFÍA

AGOSTO 2018

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Número de Catálogo: (61) 1.36c5-48


Número de Inventario: 23328


Incensario lacandón


Los lacandones de la selva chiapaneca se llaman a sí mismos hach winik, “los verdaderos hombres”. Según los mitos, su deidad principal, Hach Ak Yum, moldeó a hombres y animales con arcilla, así que para ellos todos los objetos elaborados con este material poseen un alma o pixán, propiedad que comparten los hombres, los animales, los dioses y las estrellas.

La pieza del mes que ahora presentamos es un incensario o brasero que utilizan los hach winik en diversos rituales para ofrendar copal a sus deidades. Se considera sagrado puesto que, además de estar hecho de barro, tiene en altorrelieve las facciones de uno de sus dioses. En algunos incensarios sobresale el labio inferior de la boca y en él se realizan las ofrendas de comida y bebida en honor al personaje respectivo.

Todos los incensarios contienen una imagen de piedra que los lacandones obtienen tras un largo peregrinaje hacia las ruinas de Yaxchilán, lugar donde habitan sus dioses. Las piedras recolectadas otorgan la sacralidad al objeto.

Los incensarios se elaboran al interior de la choza sagrada, la cual posee su propio fuego, por lo que su contenido se mantiene en gran secreto y privacidad. Como pertenecen a los dioses, los incensarios se guardan con cuidado y devoción, y en cada grupo de chozas siempre hay uno más grande que los demás.

Según la cosmovisión de los lacandones, es necesario renovar los incensarios cada determinado tiempo debido a que cumplen un ciclo de vida y muerte. Para realizar la renovación se lleva a cabo una larga ceremonia en la que se retiran los incensarios viejos y se consagran los nuevos: se quema copal, se les ofrenda pozol, tamales, granos y carne, y se les da de beber ba´alché.


Dr. Miguel Ángel Rubio
Curador-investigador, MNA