CULTURAS DEL GOLFO DE MÉXICO

R E E S T R U C T U R AC I Ó N

A la sombra del espiral. El sombrero tantoyuqueño


Las hojas de la palma real (Sabal mexicana) tienen cualidades térmicas e impermeables que los pueblos huastecos han aprovechado por siglos. Desde la época prehispánica se han utilizado para cubrir los techos de los hogares con el fin de protegerlos de la lluvia y el sol. Montadas sobre un armazón cónico o cuadrangular de maderos, las ramas de palma se amarran de forma apretada y ordenada en varias capas que, a la manera de tejas, hacen que el agua y los rayos solares escurran por la superficie inclinada y aíslen la vivienda del calor y la humedad.

Además de su uso arquitectónico, las hojas de la palma real (*‘apach* en lengua huasteca) han sido transformadas en petate o lecho y, desde la época colonial, cortadas y entretejidas para dar forma a sombreros.

Proveedores de sombra, los sombreros forman parte de la indumentaria indispensable para el campesino que trabaja bajo el inclemente sol huasteco. En la región existen tres tipos de sombreros tejidos con palma real; esta variedad evidencia su importancia, pero sobre todo la creatividad del pueblo teenek o huasteco.

En el municipio veracruzano de Tancoco se produce el sombrero “tancoqueño”, que combina el trabajo manual (el entretejido de las telas de hoja palma) con el mecanizado (que da la forma final al sombrero por medio de moldes u hormas). Aunque el moldeado del sombrero tancoqueño ha sufrido innovaciones a lo largo de la historia, la división del trabajo y el principio general de fabricación son prácticamente los mismos que en la época colonial.

Mtro. Leopoldo Trejo
Curador-investigador, MNA