MARZO 2021 - JULIO 2021
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Horarios:
De martes a sábado de 10:00 a 17:00 horas
Al igual que la exploración de muchas cuevas en la República Mexicana, el descubrimiento de la cueva de la Candelaria surgió de manera fortuita, en los años cincuenta, cuando una persona oriunda de la región por casualidad encontró varios cuerpos prehispánicos y otros objetos en el Valle de las Delicias, Coahuila. En ese momento, la región norte de México era una zona poco estudiada. Se sabía que estuvo habitada por grupos de cazadores recolectores y que existían numerosas cuevas que fueron utilizadas como casa habitación o bien como sitios de enterramiento.
El descubrimiento y exploración de la cueva de la Candelaria significó un hito para la arqueología mexicana, especialmente para el estudio de sociedades cazadoras-recolectoras, pues las condiciones climáticas permitieron la preservación de los bultos mortuorios así como de diversos materiales de origen orgánico como fibras textiles, madera y concha, hecho que es poco común en materiales arqueológicos.
Durante cincuenta años los materiales orgánicos de la cueva de la Candelaria permanecieron guardados en la bodega de arqueología del Museo Nacional de Antropología hasta que en 2015 iniciaron los trabajos de investigación y conservación de esta importante colección, mismos que permitieron conocer mejor a las culturas del norte: sus sistemas de enterramiento, alimentación, materiales empleados, flora, fauna; así como ciertas enfermedades que se observaron en algunos de los cráneos.
La exposición Vivir y morir en el desierto se desprende de dicho proyecto de investigación y es una oportunidad para que el público conozca por primera vez esta importante -y hasta el momento única- colección de artefactos arqueológicos de los cazadores recolectores de la región de la Laguna. La muestra se divide en ocho núcleos temáticos: la primera, “La exploración de la cueva”, nos ubica en el lugar exacto del hallazgo y brinda antecedentes de los primeros análisis realizados a los objetos; en “Los bultos mortuorios” se explica la manera en que los antiguos laguneros disponían de sus muertos dentro de fardos mortuorios atados con cuerdas o bandas tejidas y una especie de red para mantener la posición. “La conservación de los restos orgánicos”nos introduce al proceso de restauración que permitió conservar los textiles, los artefactos de madera y los vegetales que aún preservaban una gran cantidad de material orgánico. Los núcleos “Industria textil” e “Indumentaria y tocados” son un acercamiento a la ropa, calzado y accesorios que acostumbraban a llevar en vida. En esta sección se habla sobre una de las piezas centrales de la colección de la sala de Culturas del Norte del museo: el cráneo de una momia con su tocado. Lo importante de esta sección es que por primera vez se expondrá un sorprendente hallazgo que se descubrió dentro del cuero cabelludo de la momia y que brindó nueva información sobre los rituales funerarios de estas sociedades. En los núcleos temáticos “Movilidad estacional” y “Subsistencia” se expone cómo era la vida cotidiana de los grupos cazadores-recolectores de La Laguna y cómo los objetos que acompañaban a los difuntos son evidencia inequívoca de su vida nómada. Finalmente, “Los pobladores de la cueva de la Candelaria” nos regala una descripción del aspecto físico de los habitantes de la región, a través de las crónicas de los jesuitas y del análisis de los restos óseos.
Vivir y Morir en el desierto es una exposición organizada por la Subdirección de Arqueología del MNA, se presenta en la Media Luna del museo a partir del martes 23 de marzo de 10:00 a 17:00 horas. La entrada es gratuita.