SEPTIEMBRE 2022
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Entre 1925 y 1928, el arqueólogo Eduardo Noguera y su equipo de trabajo, exploró la pirámide de Tenayuca, emplazada en Tlalnepantla, Estado de México. Esta estructura se caracteriza por tener dos amplias escalinatas que conducían a un templo en la parte superior y por tener a los costados una decoración con esculturas de cabezas de serpientes. La construcción constituye uno de los antecedentes directos del Templo Mayor de Tenochtitlan.
Cuando se excavó el costado oeste del monumento, se hallaron cinco sepulturas de metro y medio de profundidad en cuyo interior reposaban restos humanos calcinados acompañados de ofrendas. Entre todas las sepulturas destacaban las fosas 1 y 5. En la quinta sepultura se encontró un entierro simple de dos esqueletos no calcinados y asociados con un estético sahumador trípode de barro que también se exhibe en la Sala Tolteca.
Los restos cremados en la fosa 1 fueron, al parecer, los más significativos pues albergaron importantes ofrendas como ornamentos de oro, cascabeles de cobre, puntas de proyectil, cuentas y pendientes de obsidiana e incluso una placa de piedra verde. Lo acompañaban tres vasijas cerámicas, una de ellas era la de un gracioso tlacuache en posición sedente. La vasija efigie muestra una fina manufactura, pues acusa un engobe café y un bruñido notable. El realismo del animal es evidente, pues presenta ojos oblicuos y se aprecia su hocico alargado, su lengua y sus dientes. Presenta dos orejeras, la derecha circular y la izquierda puntiaguda. El animal parece tener una actitud burlona. En la parte posterior de la cabeza su encuentra la vertedera de la vasija, por lo que se asume que este recipiente, junto con los otros, fue un vaso mortuorio.
La vasija mortuoria en forma de tlacuache reviste especial importancia en este contexto funerario, pues en la mitología nahua se asumía que el tlacuache robó el fuego a los dioses para entregárselo a los humanos. Así, el hecho de que la vasija haya albergado los restos calcinados de algún personaje fundador del sitio de Tenayuca se vincula con esta creencia milenaria.
Dr. Stephen Castillo Bernal
Curador-investigador, MNA