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Fallece Mario Vázquez Ruvalcaba


Falleció el reconocido museógrafo Mario Vázquez Ruvalcaba.

Durante los 25 años que trabajó en el MNA ocupó diversos cargos: asesor técnico para el proyecto museográfico en 1962, jefe de museografía, subdirector y director del recinto.

  

A lo largo de sus 85 años, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) ha creado 162 museos en México, posicionando a nuestro país dentro de las primeras naciones del mundo con mayor número de recintos de este tipo; aunado a ello y ante la necesidad de contar con profesionales en la materia, desde hace ocho décadas también emprendió el desarrollo de la especialidad en museografía, única en Latinoamérica.

La preocupación por preparar especialistas en la materia surgió cuando se extendieron las colecciones del antiguo Museo Nacional de Arqueología, Historia y Etnografía, en la calle de Moneda, cuyo acervo se había incrementado hasta 52 mil objetos y se había recibido a más de 250 mil visitantes, por lo que se le consideró uno de los recintos más interesantes del mundo y de mayor prestigio en el extranjero.

Mario Vázquez Ruvalcaba formó parte de esta primera primera generación de museografía y arqueología que se impartía aún en la Escuela Nacional de Antropologia e Historia. Entre 1942 y 1943 compartió aulas con estudiantes como Alfonso Soto Soria y Román Piña Chan, y entre sus maestros estuvieron Miguel Covarrubias, Fernando Gamboa, Juan de la Encina, Pedro Bosh Gimpera, José Miranda, Paul Kirchhoff e Ignacio Bernal.

Probablemente fue crucial la experiencia adquirida al lado de Fernando Gamboa, que lo puso en contacto con Diego Rivera, Siqueiros, Goitia, Chávez Morado, el Dr. Atl, personajes que estuvieron en el centro de la vida cultural y política del país, influencias que Mario integró a su propio paisaje intelectual, fincado en lo que algunos definieron como un nacionalismo crítico que determinó las atmósferas que rehacían en forma incesante un mundo en el que se entrecruzaban la historia, la política, la educación y la mitología, no sólo como valores en los que se sostenía el proyecto prospectivo de una nación, sino como recursos intrínsecos de la museografía.

Fue hasta 1958 que se incorporó al Departamento de Planeación e Instalación de Museos del INAH y cuatro años después participaría en el proyecto del Museo Nacional de Antropología. Comenzó como asesor técnico para el proyecto museográfico del nuevo museo, trabajando al lado de Pedro Ramírez Vázquez y el equipo integrado por muchísimas  personas  que  materializaron  un  proyecto  de  tal  escala para su inauguración el 17 de septiembre de 1964. Allí se desarrolló  profesionalmente,  muy  ligado  desde  temprano  con el ámbito de las muestras internacionales. Desde entonces, el MNA se convirtió en su casa. En este lugar trabajó por 25 años, primero como jefe de la Sección Museográfica y después como su director.

 

Mario Vázquez y las exposiciones internacionales

El MNA contó  desde  sus  inicios  con  una  sala  de  exposiciones  temporales donde se  mostraron  exposiciones  nacionales  con  temas  ligados  a la  arqueología  y  la  antropología,  los  cuales  dejaban  ver  los avances de una ciencia en plena efervescencia para dar paso de modo paulatino a un programa que exhibe sobre todo proyectos que proceden del extranjero. La  primera  exposición  de  corte  internacional  que  se montó en el MNA fue Cien obras maestras del Museo del Oro de Colombia, en 1967. Un año después la sala recibió Obras selectas del arte mundial, con objetos procedentes de 41 países del mundo y museografía de Alfonso Soto Soria.

La museografía de las exposiciones subsecuentes estuvieron a cargo de Mario Vázquez, ya como jefe de la Sección Museográfica. Bajo su supervisión ocurrieron varias exposiciones, como Oro del Perú; Hallazgos arqueológicos de la República Popular  China  (1974)  y  otra  más  procedente  de  ese  país: Artesanías de China; también La música en el antiguo Israel(1976), e Íconos de Bulgaria (1978).

Con Mario Vázquez al frente de la subdirección, el Museo Nacional de Antropología despuntaría como el principal  foro  del  país  para  mostrar  las  expresiones  de  las  culturas antiguas del mundo. En la década de los ochenta se estableció el ciclo “Grandes Civilizaciones” que trajo consigo exposiciones como Los vikingos y sus predecesores (1981), Bulgaria medieval y Los Iberos (1982), y El traje indígena guatemalteco (1988).

Los trabajos del profesor Mario Vázquez no se limitaron a las paredes del museo debido a que el MNA tenía un gran peso en la gestión de las exposiciones que solicitaban  al INAH  desde  otras  latitudes.  Muchas  se  enfocaron en el tema de los aztecas, derivadas del interés que habían despertado las exploraciones en el Templo Mayor; otras se  relacionaron  con  los  mayas  y  algunas  más  abordaron  temáticas generales que abarcaban varios periodos de la historia prehispánica de México. El  currículum  de  Mario  Vázquez  refiere  exposiciones montadas  en  el  extranjero,  pero  también  varias  a  las  que asistió en calidad de comisario. Una lista amplia de proyectos incluyó su participación en exposiciones como Los aztecas, su arte y cultura (1978), presentada en dos ciudades de la entonces  Unión  de  Repúblicas  Socialistas  Soviéticas:  Moscú y  Leningrado; Arte  azteca,  exhibida  en  Sofía,  Bulgaria,  ese mismo  año; México  de  ayer  y  hoy,  en  el  Petit  Palais  de  París (1981); El Templo Mayor de México, en el Museo Arqueológico de  Madrid  (1982); México  Azteca,  en  el  Museo  de  Historia Natural  de  Nueva  York  (1982); Testimonio  arqueológico  de México, que itineró en Costa Rica y Venezuela (1983-1984), y El arte de México antes de Colón, en Venecia (1988).

Su trayectoria como museógrafo del MNA cerró en 1993, pues fue nombrado coordinador de Proyectos Museológicos Especiales del Conaculta y a partir de ese año hasta el 2000 se mantuvo activo en la asesoría de museos y exposiciones. Estuvo  al frente de la exposición Dioses, hombres y faraones. 2500 años de cultura egipcia, recibida en México en reciprocidad a la exposición El mundo maya, que viajó a Austria para presentarse en el Museo Histórico de Arte de Viena ese mismo año.

Mario Vázquez concebía a la museografía como una puesta en escena: “Yo tengo que comunicar didácticamente y el arte me va a ayudar, aunque en cierto sentido la museografía es un arte. Es el mensaje, es el contenido. No importa el tipo de museo, el tipo de arte, el tipo de objeto, de época. Pones en contacto algo, te está metiendo en un ambiente. Las piezas te van a hablar para que te gusten, para que no te gusten, para que las admires, para que las desprecies, pero te van a hablar. Y ese momento que pasaste en el museo fue inspiracional, quieras o no. Es un momento de estimulación”.

Sin lugar a dudas, su contribución al desarrollo de la museografía en México deja una huella indeleble.