ABRIL 2019
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Número de Catálogo: (89) 5.36c3-346
Número de Inventario: 333270
Máscara de madera elaborada generalmente con caoba o cedro rojo, tallada artesanalmente y teñida con pintura negra hecha a base de carbón. En la frente muestra rasgos que simulan una franja de cabello oscuro de la que penden, hacia la espalda, largas fibras naturales de jolocín color crema.
Según la narrativa chontal, esta máscara fue elaborada la noche en que un cubano desconocido de piel negra llegó a una comunidad del río Usumacinta, Tabasco, causando el azoro de la población local. Los chontales no conocían a personas con ese color de piel, por lo que decidieron reproducir sus rasgos y la tonalidad de su tez plasmándolos en una máscara de madera. Se dice que, una noche, aprovechando el sueño profundo del extranjero, varios hombres de la comunidad copiaron las facciones del misterioso rostro. Cuando tuvieron lista la máscara la entregaron a su santo patrono, san Francisco del Peal, quien desde entonces la resguarda en su templo.
Los relatos también advierten que la máscara pasó a formar parte de la Danza del Caballito, la cual bailan los chontales para acompañar las ofrendas de maíz, frutos, carne y guarapo que dedican a las imágenes durante las celebraciones religiosas principales. Esta danza suele ser acompañada por una banda de viento o un grupo de tamborileros que ejecuta sus melodías por las calles del pueblo, en las casas y los templos.
La máscara es muy singular, ya que en el resto de la región chontal se exhiben otras que representan a los personajes bíblicos David y Goliat, los cuales habitualmente dramatizan peculiares conflictos que culminan con el triunfo de un Caballito-Jinete.
Dr. Miguel Ángel Rubio
Curador-Investigador, MNA
