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ENERO 2019

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Número de Catálogo: 05.0-04684


El cinturón real de Calakmul


Hacia mediados de noviembre de 1988, investigadores del Proyecto Calakmul descubrieron en el Edificio III una cripta que albergaba los restos de un antiguo soberano acompañados de un modesto ajuar funerario. Entre los objetos depositados en la tumba se encontraron tres máscaras de piedra verde. Una debió estar colocada sobre su rostro, las otras dos más pequeñas se interpretaron como medallones o pectorales.

El contexto del entierro volvió a analizarse 30 años después del hallazgo, lo que permitió reconocer que las pequeñas máscaras no son pectorales sino que formaban parte de un cinturón. Esta nueva lectura es posible debido a que las teselas que las integran se recuperaron de la zona lumbar del individuo, al igual que tres hachuelas con inscripciones jeroglíficas en donde se lee: “huliij ch’e’n? Yahkab? Nah Chum Itzam[a]y Chan”, que según una interpretación reciente de Erick Velásquez significa: “Itzamay Chan había llegado ya a la cueva, a la oscuridad de su primer asiento”. Esto es importante por dos razones. En primer término, hace referencia al nombre del gobernante, que hasta el momento no se ha encontrado en ninguna otra inscripción. En segundo lugar, contrario a lo que se había sugerido, no existen jeroglíficos que refieran a ningún medallón o pectoral.

El cinturón era parte del atuendo de los dignatarios, como se aprecia en algunas estelas. Estaba formado por una pequeña máscara de la que pendían tres hachuelas de piedra verde. Las máscaras representaban deidades o encarnaban a los ancestros. Las hachuelas, al golpear entre sí, generan un tintineo que se escucha como el murmullo del viento. Al vestir el cinturón, los gobernantes se transfiguraban en el axis mundi, en el centro del Universo.

Como señores sagrados, los gobernantes creían que su naturaleza les permitía personificar a deidades o bien transformarse en seres sobrenaturales para combatir a sus enemigos. Una de las representaciones más comunes fue la del joven dios del maíz, cuya iconografía era expresión de fecundidad y abundancia. Por ello el ciclo agrícola configuró el marco alegórico sobre la vida y la muerte.

William J. Folan inició en 1982 el Proyecto Calakmul, cuyas actividades incluyeron el mapeo sistemático de la región, así como labores de excavación que llevaron al descubrimiento de la tumba 1 en el Palacio Lundell en el que participó Sophia Pincemin. Nuestro agradecimiento a ambos investigadores, así como a Erick Velásquez y Antonio Benavides por su generoso apoyo.


Arqlgo. Daniel Juárez Cossío
Curador-investigador, MNA